La persona aprende sólo aquello que le resulta significativo, emocionante y que le supone estar activo. El aprendizaje en nuestras aulas parte de estos principios educativos con el objetivo de que nuestro alumnado conozca su realidad y la de otros, sepa hacer, sepa ser y sepa convivir. Esos rasgos son los que le permitirán embarcase en una aventura vital de la que no será agente pasivo, sino agente de construcción de un entorno mejor. Queremos que nuestros niños y niñas, y jóvenes estén preparados para el presente, que sean capaces de aprender a aprender a lo largo de toda su vida para enfrentarse a todo tipo de transformaciones y que posean iniciativa y espíritu emprendedor.
¿Cómo podemos lograr esto?
Somos partícipes de volcar nuestros esfuerzos en tres líneas metodológicas combinadas:
- Cultura del pensamiento: aprender a pensar y pensar para aprender.
- Cooperativismo: interactuando los aprendizajes son más ricos, significativos y reales.
- Inteligencias múltiples: potenciando al máximo las características propias de cada individuo.